Manuel Bethencourt Santana. Escultor y Maestro de la escultura en Canarias
Este pasado lunes 16 de enero de 2012, de un extraño e irregular invierno, nos dijo adiós, desde el Hospital Universitario de Canarias, el compañero y amigo Manuel Bethencourt. Al día siguiente, acompañamos a su viuda, la profesora Marisa Bajo, y a sus dos hijas y a su hijo, para darle el último adiós en el Cementerio de Santa Lastenia. Así podría quedar fijada la crónica final de uno de los más grandes escultores, que han dado estas islas. Sin embargo, los que tuvimos la fortuna de compartir muchos días de trabajo con Manuel, como compañeros en la docencia, en la antigua Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, en la plaza de Irieneo González, de Santa Cruz de Tenerife, tenemos muchísimas más cosas que recordar, y muchos momentos compartidos que ahora podríamos contar.
No es mi intención desgranar aquí su curriculum, pues para ello sólo es necesario escribir su nombre en internet y tendremos al momento muchas páginas que nos hablan de la importancia de su trayectoria como profesor, como artista, y del valor de la obra que realizó.
Sí me gustaría recordar el momento de su vuelta a las islas, en el curso 1983-1984, procedente de la Escuela homónima de Artes y Oficios de Madrid, por ser una fecha en la que pude conocerle en persona, y admirar de paso una obra que hasta entonces para muchos nos resultaba desconocida. Y digo desconocida con toda la intención y con todo el pesar, porque parece mentira que apenas nos hubiesen hablado, en los lugares en que nos habíamos formado, de este gran escultor, y apenas se hubiese dado a conocer en su propia tierra la obra que había realizado. Quiso la fortuna, para los que eramos sus compañeros, que Manuel pidiese permiso para instalar provisionalmente sus obras en el aula taller, en que impartía clases. Ninguno de los que tuvimos esa fortuna de ver, un día sí y el otro también, muchas de sus mejores obras, podrá olvidar el aula que se encontraba a la izquierda, nada más recorrer el largo pasillo de entrada a la Escuela, de Irineo González, frente a la portería. En nuestra escuela permanecería Manuel hasta el año 1990, fecha en la que continuó la docencia en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna.
Valga como una ilustración clara del desconocimiento, indebido, a que aludimos, y del que no puedo menos que considerarme uno de los afectados, al que se le había hurtado ese conocimiento, respecto a la trayectoria y la obra de Manuel Bethencourt, que la primera exposición realizada, tras su vuelta a Canarias, en la Sala de Arte y Cultura de la Caja General de Ahorros de Canarias, en La Laguna, y a continuación en Puerto de la Cruz, fue todo un acontecimiento y todo un descubrimiento, para los propios escultores de las islas, y para los amantes del arte en general.
De izda. a dcha., Berto Concepción, Pedro Rguez., Pepe Darias, Claudio Schez., Manuel Bethencourt, Marisa Bajo, Celestino Hdez., Medin Martín y Carmensa León. |
De izda. a dcha., Pedro Rguez., Claudio Schez., Miguel Ángel Palarea, Manuel Bethencourt, Berto Concepción, Pepe Darias, Celestino Hdez. y Medín Martín. |
Manuel, mucha suerte en tu nuevo destino. Ten para siempre mi agradecimiento, la alegría de haberte conocido y compartido trabajo y amistad. Y para ti, Marisa, todos te debemos una parte del enorme esfuerzo y cariño, que pusiste, durante muchos años, en el compañero Manuel. Nos sigues teniendo aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario