JUAN CARLOS SÁNCHEZ LEZCANO, en "Como fue lo mio"
Muestra de pinturas, dibujos y otras cosas, "Como fue lo mio", de Juan Carlos Sánchez Lezcano, en Arte Galería, de Santa Cruz de Tenerife. La exposición estará abierta al público hasta el jueves 18 de enero.
Texto de presentación, realizado por Celestino Celso Hernández
Expositores de Arte Galería, en Santa Cruz de Tenerife, de la muestra "Como fue lo mio" |
Juan Carlos Sánchez, y ‘Cómo fue lo suyo’, en Arte Galería
Celestino
Celso Hernández
Con la presentación de “Cómo fue lo mío. Pintura y cosas de Juan
Carlos Sánchez Lezcano”, en ArteGalería, he sentido algo cercano a lo que
se me ha ocurrido denominar como ‘síndrome
Aarón’. Me ha surgido esta idea porque me da la sensación que mis palabras
son, en realidad, las que podría haber pronunciado el protagonista, en este
caso no por dificultades de pronunciarlas, sino porque él ha decidido que sea
yo quien lo realice. Le agradezco ese gesto, pero puedo asegurarles que Juan
Carlos podría haberlo realizado sin dificultad.
Puestos en el ejercicio que nos
incumbe, quiero adelantar que mi presencia en esta inauguración obedece, en
buena medida, a prestar mi apoyo a María del Mar, y el empeño de consolidar su
galería de arte en Santa Cruz de Tenerife. Y apoyo también a un artista, de
origen cubano y residencia en nuestra isla, que no ha cesado de trabajar en el
mundo de las artes, en su más amplia extensión, y de luchar por lo que ha sido
una aspiración suya, de muchos años, la pintura.
El título para la exposición fue
elegido, a propósito, por Juan Carlos, con una clara intención. Hace casi una
década que transita por nuestra tierra, siendo su primera preocupación el
proceso de regulación de su residencia. A través de internet seguía
periódicamente cómo se desarrollaba su aspiración a la ciudadanía española. A
lo largo de tres largos años, nuestro artista estuvo acudiendo con inquietud a
esta consulta virtual, hasta que le llegó el resultado, de sentido negativo.
Fue entonces cuando eligió el título que daba acceso a la consulta, “Cómo va lo mío”, para la exposición
anterior a esta de 2015. Juan Carlos reclamó, pero el resultado a su solicitud
volvió a ser negativo, de modo que para esta nueva ocasión recurrió al ya
mencionado título, si bien modificando el tiempo del verbo, ahora “Cómo fu lo mío”. Según sus propias palabras,
esta muestra se presenta como un cierto “resumen de mis casi nueve años
pintando en la isla, también el resumen de mi persona”, con la sensación
añadida, de nuevo manifestación suya, de que “ahora presiento que estoy
concluyendo con mi estancia por estas tierras”. Razón, que nos tomamos a su vez
nosotros, para que Juan Carlos sienta algo del calor humano y apoyo profesional,
que ha echado de menos, no sólo en su regulación administrativa, sino también
en su trabajo como artista, en palabras suyas “el desamparo total que he vivido
como artista plástico en estos nueve años que tengo de vivir en tu tierra”.
Desamparo, en todo caso, corregiríamos nosotros, del que no formarán parte
amigos y alguna gente del arte, como Ariám Lázaro Pérez, o Conrado Díaz, Freya,
María del Mar, y si nos lo permite nosotros también.
Para “Cómo fue lo mío” Juan Carlos se ha traído, desde su taller en La
Camella, al sur de la isla, un amplio grupo de obras, de las muchas que ha ido
realizando en estos años, y que hubiese deseado exponer en su totalidad.
Tenemos ante nosotros acrílicos sobre lienzo, trabajado muy a la acuarela,
asegura, utilizando la mancha y el café, de base. Todo lo trabaja y patina con
café, me asegura el artista, de ahí los tonos sepia, el café lo es todo en su
obra, confiesa. Ahí está el título de una de sus obras, “Ojalá que lluevan cafeteras”, parafraseando el
título de una canción del músico dominicano Juan Luis Guerra. Están también
otras obras, en técnica mixta, y acuarela, en este último caso con un
tratamiento personal de esta técnica, lo último que ha hecho, y que no realizaba
desde hace casi un cuarto de siglo. En realidad, Juan Carlos afirma que compone
según lo que encuentra cuando llega a su taller.
En las acuarelas, no sólo sobre
papel, sino también en sus experimentos sobre lienzo, que son las obras de
menor tamaño en esta muestra, el tema dominante es el de los Arlequines y las
Bailarinas. No es por el circo, ni por el ballet, me aclara Juan Carlos, los
utiliza porque le son más válidos, para lo que nos quiere contar, que en
definitiva viene a ser como un cuento, el cuento de su vida. Dice que sería más
difícil, o más duro, con otras figuras, de perfil más serio. Aún así, nosotros
no percibimos precisamente alegría desbordada, sino más bien cierta pesadumbre,
no digo que tristeza, pero sí cuando menos cierta nostalgia. En alguno de los
grupos de arlequines hemos querido entrever, incluso, al propio Juan Carlos, en
el papel de arlequín voyeur, intentando descubrir lo que sucede en el camerino
de las bailarinas.
Con los acrílicos, Juan Carlos
desata todas sus ansias acumuladas por pintar y pintar, en ocasiones de modo
compulsivo. Este grupo de obras, en ocasiones de grandes formatos, es muy
variado, tanto en la temática, con interiores, muebles antiguos, como también
paisajes urbanos, como incluso en el planteamiento estético, quizás no tanto
estilístico, parcela en la que detectamos una inclinación surrealista, junto a
otra de más producción y cercana a una figuración expresionista. “Soy un amante
del expresionismo, del realismo”, nos dice el pintor. Detectamos un guiño,
también, en alguna obra de Juan Carlos, con temática de interiorismo, en las
que se refleja el reconocimiento explícito que confiesa hacia el pintor Pedro
González. Su devoción por nuestro pintor no deja duda alguna, cuando confiesa,
“mi mayor anhelo es conocer al mejor pintor que vi su obra, en estos nueve
años, el gran Pedro González, para mí
una de las mejores obras de pinturas que vi en mi vida. Mi sueño sería
exponer a su lado” De algún modo, Juan
Carlos lo ha logrado, y a la invitación cursada, desde Arte Galería, Pedro
González ha respondido de modo afirmativo, cediendo una de sus obras, para que
figure al lado de las realizadas por Juan Carlos, para su exposición “Que fue
de lo mío”.
A veces, Juan Carlos, los sueños, término por
cierto recurrido en el título de varias de tus obras, sí llegan a hacerse realidad.
Es cierto que no es suficiente con proponérselo, como nos cuentas que te ha
sucedido en muchas ocasiones. Sin embargo, el camino al sueño, al logro de los
objetivos, comienza justo en intentarlo, en proponérselo, como también esta
exposición tuya. Lo que venga luego será otra cuestión, material en todo caso
para otro cuento tuyo, o para nuevo capítulo del cuento general de tu vida. Te
deseamos que sea, desde luego, un episodio positivo.
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