jueves, 25 de septiembre de 2014

CONRADO DÍAZ RUÍZ en Arte Galería. Espacio Abierto

Santa Cruz de Tenerife, Calle Callao de Lima 39, hasta el 13 de octubre

Texto de presentación de la exposición, de título 'Visiones relacionadas', a cargo de Celestino Celso Hernández


Las ‘Visiones relacionadas’, de Conrado Díaz, en Arte Galería

Celestino Celso Hernández  

         Conrado Díaz Ruiz nos invita a su más reciente producción de obras, en ‘Arte Galería. Espacio Abierto’, que presenta  en una exposición individual, con el título de ‘Visiones relacionadas’. Conrado nació en esta ciudad de Santa Cruz de Tenerife, el 16 de octubre del año 1965, si bien desde ya algunos años reside y trabaja en el sur de la isla, en Adeje.
         Conrado viene avalado por una encomiable formación, que ha ido ampliando, desde que realizó los estudios superiores, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, entre los años 1984 y 1989. De ese tiempo, el propio artista destacada el aprendizaje obtenido de profesores como Pedro González, Maribel Nazco y Miguel Arocha, así como el ambiente compartido con compañeros, que al paso del tiempo han llegado a destacar en el ámbito del arte y la docencia, en Canarias. A unos y a otros les reconoce que han marcado e influido en su vida y en su obra. Conrado señala también el año 1987, aún en periodo de formación, como la fecha de inflexión en la que sería su futura trayectoria, tras haber acudido a la feria de arte ARCO, en Madrid, haber visitado los más destacados museos de arte madrileños, y sobre todo haber entrado en contacto con el pintor Antonio Lorenzo, con motivo de unos talleres internacionales de artes plásticas. Fue el año, además, en el que alcanzó el primero de los muchos premios, que ha ido obteniendo por su obra. Este momento destacado en la formación de Conrado tendría su álgido, un año más tarde, en 1988, fecha en la que presentó su primera exposición individual, en el Círculo XII de Enero, también de Santa Cruz, y sobre todo, en lo personal, porque a partir de ese año pasó a compartir su vida con la que es su compañera, Freya Jaén, que lo había sido antes, de estudios, en la Facultad de Bellas Artes.
         Justo al año siguiente, Conrado reconoce una primera etapa, en su trayectoria, dominada por la abstracción. Fue ese año, 1989, en el que tuve mi primer conocimiento de Conrado Díaz, a raíz de un taller impartido por el pintor Gonzalo González, en el marco de la programación cultural paralela al VIII Festival de Cine Ecológico de Canarias, en Puerto de la Cruz, de la que yo era responsable. El citado taller tuvo una amplia aceptación, y el desarrollo del mismo alcanzó un alto nivel, hasta el punto que, con el paso de los años, los artistas, entonces alumnos de Gonzalo, lo han ido destacando en sus respectivas biografías.

         Ha transcurrido un cuarto de siglo. En ese tiempo, ya considerable, he vuelto a encontrarme con Conrado, unas veces como compañero docente, otras como jurado, en mi caso, de algún premio de arte en el que él participaba, y también tras haber sido invitado a alguna de la quincena de exposiciones individuales y casi cincuentena de colectivas, que ha protagonizado en estos veinticinco años. Las circunstancias de su trayectoria artística, profesional, y sobre todo familiares, de las que no es cuestión hablar ahora, no han sido precisamente fáciles para Conrado. Sin embargo, tenemos una certeza, y es que Conrado no ha dejado de trabajar en su obra, como no ha dejado de acudir a nuevos talleres, para mejorar su formación, y continuar dando impulso, una y otra vez, a su obra.
         En este final de verano de 2014, Conrado Díaz Ruiz nos presenta un trabajo artístico, en el que se recrea en un tema, sobre todo, que ha ido desarrollando desde hace ya cierto tiempo, y al que ha llegado a extraerle buenos resultados, el retrato. Aquí tenemos retratos de niños y de niñas, con la frescura de sus rostros, y los detalles de sus sensaciones e impresiones, o fruto del instante en el que pasaron, o posaron, ante la retina del pintor. Retratos de jóvenes y también de personajes, en los que el paso del tiempo ha dejado la marca de alguna huella en sus rostros. Retratos, igualmente, que en varias de sus obras confluyen, en el mismo plano del lienzo, y al mismo nivel, con escenarios, o paisajes urbanos, como ese rostro de una joven, junto al que queda reseñada la ‘Churrería Chocolatería La Madrileña’. También, esa otra estampa, de la Avenida 3 de Mayo de Santa Cruz de Tenerife, en una vista que desciende hacia la línea costera, con el primer rascacielos santacrucero a la izquierda, y en la que vuelve a aparecer el rostro de una joven, ahora a la izquierda, añadiendo un florero, en primer plano, a la derecha, con una rosa roja, cual ofrenda.
         Habrá quienes encuentren referencias, en obras como ésta, a las grandes vistas urbanas madrileñas de Antonio López. Y no se equivocarían, ya que es el propio artista, Conrado, quien se confiesa admirador de la obra del manchego, además de haber acudido a su taller, con el fin una vez más de ampliar su aprendizaje. Sí debemos dejar anotado, sin embargo, que Conrado realiza su propia apuesta, en composiciones de su propio cuño. Una muestra de ello la tenemos en esa otra composición, con un bodegón en primer plano, que incluye los ingredientes para una buena merienda, apareciendo botes con aceitunas, o una hermosa pata de jamón serrano. Al fondo podemos descubrir la estela del edificio de Telefónica, en la Gran Vía madrileña, que encontramos igualmente en composiciones de Antonio López, como el óleo ‘Gran Vía, 1 de agosto, Siete Quince mañana’, corrigiendo por parte de Conrado el punto de vista, más hacia la izquierda, de modo que la victoria alada, que corona el emblemático edificio ‘Metrópolis’, también de la Gran Vía, queda ahora a la derecha.

         Es así como Conrado se atreve, además, con composiciones que nos llevan a un género fantástico, de tal modo que coinciden en el mismo plano un paisaje urbano, al fondo, y flotando sobre él una tortuga, escapada de su entorno marino, y también flotando, a la par, esta vez viajando por un entorno aéreo, una dama con paraguas, cual Mary Poppins, que ha hecho un paréntesis de un musical de Walt Disney. La tortuga vuelve a estar presente en otra obra, y a escaparse, esta vez de un montón de libros, cobrando vida a partir de los cuentos, en un retrato de un personaje masculino, que mira de reojo desde la esquina inferior izquierda.
Conrado acomete múltiples escenarios y orientaciones temáticas, como ese ojo que todo lo ve, en la pared curvada de un andén del metro, sospechamos que de esa otra ciudad a la que suele acudir, Madrid. ¿Quién de nosotros pudo escapar a la historia de un ojo que todo lo ve, y del mensaje sobre la pérdida de la libertad individual, ante el control imparable del sistema, recogida por George Orwell en su novela ‘1984’? Hay composiciones de Conrado Díaz en las que incluso se sumerge, no ya en el paisaje urbano, fijando su mirada en una fachada, o en una ventana, sino también en el subsuelo de ese paisaje, al que nos permitirá acceder, previo abrir el candado de acceso, que nos permitan descubrir los secretos que están más adentro, más abajo, en el subsuelo como en el subconsciente. Este planteamiento compositivo lo podemos encontrar en nuestro gran artista canario del siglo XX, el surrealista Oscar Domínguez, y su óleo ‘Cueva de guanches’. Tal vez Conrado haya querido hacerle un guiño, y dar continuidad además a esa estética surrealista, con la que tanto se suele identificar a muchos artistas canarios.
         Con ‘Visiones relacionadas’, Conrado Díaz Ruíz nos recupera, en suma, esa fecunda tradición del ‘Nuevo Realismo’ madrileño y andaluz, de los años sesenta de la pasada centuria, con artistas como Amalia Avia, los hermanos Julio y Francisco López Hernández, Isabel Quintanilla, así como otros más como Carmen Laffón, Cristóbal Toral y José Hernández, y a la cabeza de todos ellos el ya mencionado Antonio López García. Tal vez resulte hasta gratificante contemplar un trabajo artístico, que al menos sea resultado de la constancia y del buen hacer, sobre todo en momentos, como el presente, en el que tanto se tantea. Y no es que esté mal probar y experimentar, todo lo contrario, pero sí puede resultar un cierto fiasco cuando los sucesivos intentos se quedan sólo en eso, y en estar más pendientes de seguir al día, según lo que marquen los mercados, o los divulgadores, como si de un producto comercial más se tratara. Con la obra que presenta Conrado tenemos un convencimiento, que los amantes del arte no saldrán decepcionados, y habrán podido respirar, durante su visita, lo que uno espera encontrar cuando accede a una galería de arte, un buen trabajo artístico, al menos una bocanada de arte.


De izda. a dcha., Conrado Díaz Ruíz, María del Mar Díaz Puga, y Celestino Celso Hernández

De izda. a dcha., Tere, Serafín, Alfonso, Carlos, Celestino-Celso, María del Mar, Conrado, Freya, Dácil, y Airam


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