en la Fundación Cristino de Vera
Muestra diseñada por el Museo Chillida-Leku, con obras pertenecientes a dicho museo, que tiene su sede en Hernani, San Sebastián.
Comisariado: Ignacio Chillida Belzunce, Director General Área Obra y Artista.
Ignacio Chillida, que ayer asistió a la inauguración de una colección de 16 obras que llevan la firma de su progenitor y que se exponen en la Fundación Cristino de Vera de La Laguna, admitió que el monumento que el donostiarra planificó construir en Fuerteventura se frenó por unas cosas que no tienen que ver con el arte.
"Era una obra que él deseaba acometer y sólo lamento que todos los canarios se lo estén perdiendo", comentó Ignacio Chillida casi en el descuento de la conferencia de prensa que se organizó ayer en la Fundación Cristino de Vera de La Laguna para presentar la exposición "Chillida. Vibración Muda". El gestor del museo Chillida-Leku de San Sebastián fue un poquito más lejos cuando reflexionó sobre "lo mal que lo había pasado Eduardo Chillida" cuando fue perseguido por los que se oponían a su obra monumental en territorio majorero: "A mi padre le costó su salud lo mal que se trató el proyecto de Tindaya", aclaró Ignacio.
"Almas gemelas"
Minutos antes de que la visita de Ignacio Chillida quedara eclipsada por el "caso Tindaya", el director de la Fundación Cristino de Vera, Celestino Celso Hernández Sánchez, agradeció al representante del museo Chillida-Leku "el esfuerzo realizado por las personas e instituciones que han hecho posible que una obra tan monumental pueda verse en La Laguna".
"Cristino de Vera ha sido el verdadero motor de esta exposición", reveló Chillida sobre la colección que se podrá ver en la Fundación Cristino de Vera hasta el próximo 9 de diciembre.
"Él y mi padre entienden la vida desde el mismo punto de vista filosófico, sus formas de pensar son parecidas y en cierto modo son dos almas gemelas", enumeró Ignacio, quien destacó que tanto el tinerfeño como el vasco comparten su interés por el silencio, la espiritualidad y el misticismo. "Incluso", prosiguió, "la figura de San Juan de La Cruz fue un faro para ellos", dijo antes de hablar del contenido de la muestra "Vibración Muda".
Alabastro, tierra cocida, metal y papeles "atados" con hilos fueron los materiales elegidos por Chillida para dar vida, entre los años 1984 y 2000, a las seis esculturas y las diez gravitaciones (relieves) que se exponen en el 18 de la calle San Agustín de La Laguna. "En realidad, las gravitaciones son esculturas, creaciones que surgen por el rechazo del artista al uso de adhesivos para dar forma a sus piezas. De alguna manera, era su constante lucha contra Newton, contra la gravedad", dijo Ignacio Chillida.
JORGE DÁVILA, S/C de Tfe.
Publicado en El Día, Sábado día 10-10-09
http://www.rtvaguacabra.com/Noticias/votadas/a_mi_padre_le_costo_su_salud_lo_mal_que_se_trato_el_proyecto_de_tindaya.html
La obra de Chillida, el escultor de las vibraciones mudas, se exhibe en La Laguna
Santa Cruz de Tenerife.- "¿No es la materia también espacio, un espacio más lento? Atravesar el espacio silenciosamente, conseguir la vibración muda", escribía en un poema Eduardo Chillida, escultor cuyas obras se exhiben desde hoy en la sede de La Fundación Cristino de Vera, en La Laguna (Tenerife).
La fundación del pintor canario, "alma gemela" del escultor vasco, según afirmó hoy su hijo, Ignacio Chillida, ha sido el espacio elegido para mostrar hasta el próximo 9 de diciembre algunas de las últimas creaciones del artista procedentes del Museo Chillida-Leku, en San Sebastián.
"Cristino y mi padre tuvieron la misma filosofía de vida, un mismo pensamiento, fueron dos almas gemelas", comentó Ignacio Chillida.
Los dos artistas compartieron su interés por el silencio, la espiritualidad y el misticismo, y otras influencias recurrentes en sus obras como la figura de San Juan de La Cruz, personaje "que fue un faro para ambos".
La muestra, que fue presentada por el hijo del escultor, Ignacio Chillida, y el director de la Fundación, Celestino Celso Hernández, se compone de dieciséis piezas, esculturas y gravitaciones, realizadas por el artista entre 1984 y 2000 con tierra cocida, alabastro, y metal, uno de los materiales más presentes en la obra del escultor vasco.
Diez "gravitaciones", relieves elaborados con papeles hechos a mano y unidos mediante hilos, cuelgan de las paredes de la sala de exposiciones.
Estas creaciones surgen del rechazo del creador al uso de adhesivos para dar forma a sus piezas, y, según explicó su hijo, de su "constante lucha contra Newton, contra la gravedad".
A ellas se suman Bersakada III (abrazo en euskera), En el límite I y Homenaje a Hokusai II, tres esculturas de acero correspondientes a la etapa más madura de la producción artística del creador, donde se decanta por piezas más dúctiles en contraste con sus primeras obras, de formas puntiagudas y lanceoladas.
Una enorme pieza de alabastro, donde el artista difumina los límites que separan materia y espacio, y dos obras creadas a partir de tierra chamota, materia que puede ser manipulada en un bloque sólido y compacto, completan la exposición.
Piezas que son fruto de ese especial diálogo que mantenía el artista con los materiales y de su obsesión por una cierta simplicidad, su gusto "por quitar en lugar de añadir", aclara su hijo.
Creaciones de pequeño tamaño que contrastan con sus grandes obras monumentales destinadas a espacios públicos, como el proyecto que el artista realizó para la Montaña de Tindaya, en Fuerteventura, inacabado.
EFE
Actualizado 09-10-2009 CET
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