domingo, 27 de noviembre de 2011

Isidoro Luz y el Museo Westerdahl


Caído en el ring por el guante de Luis Buñuel




Intentó crear en Puerto de la Cruz, con Sartoris y Westerdahl, una residencia para artistas extranjeros




JAVIER DURÁN
La foto del joven Luz Cárpenter con los guantes de boxeo, facilitada por su hija Magdalena, da cuenta de que un deporte tan literario ocupó un espacio importante de su vida en la Residencia. Por si hay alguna duda, también muestra el carné del Boxing, además de confirmar que el director de Viridiana batió a su padre en un combate muy seguido por los residenciados. El galeno iría luego a Alemania y a Inglaterra, lugares elegidos por su padre, Melchor Luz Lima (también alcalde) y su esposa, la inglesa Elena Cárpenter Arroyo, para completar la formación del médico humanista.
En 1927, con la dictadura de Primo de Rivera, se estrena en la alcaldía de Puerto de la Cruz, de la que es desalojado en 1931 por el republicano Florencio Sosa Acevedo. Hasta 1934, que vuelve como primer edil con el Partido Radical, hace una oposición furibunda contra Sosa. En 1936 lo coge el alzamiento en Londres, a donde se ha ido por su rechazo al estado revolucionario de la Segunda República. Ya en 1934 apoya a los hacendados frente a los agricultores en una huelga de La Orotava. Luz Cárpenter retorna de Inglaterra y se pone a disposición de los alzados. El historiador Nicolás Lemus lo sitúa entre los falangistas de primera hora, "con el número ciento y pico", anterior incluso a los que se incorporaron al olor del triunfalismo nacional. "Era muy conservador, también un humanista, pero en caso alguno un exaltado capaz de atrocidades", apunta el investigador.
De 1944 a 1963 cubre otra etapa de alcalde de Puerto de la Cruz, con la que se ganaría, por su acción de gobierno, el apodo de Julio Verne por su interés por el planeamiento y las obra públicas para un turismo que él entreveía. Lemus, que acaba de publicar con Nemesio Hernández 'El turismo en la historia del Puerto de la Luz a través de sus personajes', subraya "su carácter anticipador con la creación de las primeras infraestructuras. Unas medidas", añade, "muy aceptadas, puesto que Luz era una persona muy popular y muy querida como médico, tanto por los pobres como por los ricos. Su desinterés por el cobro de la consulta era vox populi en Puerto de la Cruz".
Luz Cárpenter, antes de llegar a la presidencia del Cabildo Insular de Tenerife, crea en 1952, bajo su mandato municipal, el Instituto de Estudios Hispánicos, un centro que de forma tímida empieza a dar un respiro a la cultura desaparecida en el 36, en especial a los últimos de Gaceta de Arte. El movimiento que había enlazado Canarias con el surrealismo en los años 30 se había evaporado. Uno de sus promotores, Eduardo Westerdahl, vive en carne y espíritu el aislamiento, y sólo empieza a levantar cabeza con el aperturismo que consigue en Puerto de la Cruz. Todo ello con la cautela que se derivaba de supervisores como Carlos Arias Navarro, gobernador de la provincia de Tenerife, que pasaría a la posteridad del blanco y negro por su anuncio lloriqueante en TVE de la muerte del Caudillo.
El falangista de primera hora, defensor de los hacendados frente a los jornaleros, da cancha a Eduardo, y va más allá. En los años del silencio, con la cárceles atestadas de presos políticos, logra la autorización para avanzar en una idea fulgurante en un contexto de posguerra: el Instituto de Estudios Hispánicos acoge el Museo Westerdahl, con toda probabilidad el primer museo de arte contemporáneo que se creó en España. Duró hasta 1965, fecha en que cierra por falta de medios económicos, afirma Celestino Celso Hernández, director en su segunda etapa. Fue reinaugurado en 2007 con sede en la Casa de la Real Aduana.
En 1952 Luz Cárpenter, influenciado por Westerdahl, que participa ya en los famosos encuentros artísticos de Altamira, invita al arquitecto italosuizo Alberto Sartoris (1901-1998) a dar una conferencia en el Instituto. El asunto escondía detrás otro más trascendental para el alcalde, y en particular para su idea de agitación turística de Puerto de la Cruz. Se trataba de que Sartoris diseñase una residencia para artistas extranjeros. Westerdahl tenía en su cabeza la Bauhaus y su escuela de Dessau, y Luz el mercado del incipiente turismo. La iniciativa no cuajó por la entrada del Opus en el régimen y el cambio de los cargos públicos.
Isidoro Luz, visionario también de las infraestructuras aeroportuarias, dejó un gran archivo. De la ruina por su generosidad lo salvó la herencia de una paciente, la inglesa Constanza Carnochan, que no testó a favor de dos sobrinos porque se fueron a la División Azul. No les perdonó tanto apego al nazismo, afirma Lemus.


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 Sábado 04 de diciembre de 2010
http://www.laprovincia.es/cultura/2010/12/04/caido-ring-guante-luis-bunuel/338460.html

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